miércoles, 20 de julio de 2016

El reloj constituyente




En aproximadamente dos meses se estará instalando la Asamblea Constituyente de la Ciudad de México, la cual –como muchas y muchos ya lo saben- tendrá la única y exclusiva tarea de elaborar el texto constitucional de la ciudad capital. Sin embargo, ante este suceso hay muchas preguntas sobre lo que sucederá con toda la legislación y marcos jurídicos del antiguo Distrito Federal, por lo que es fundamental que exista un trabajo articulado entre todas la instituciones y actores políticos si se quiere llevar a un buen puerto todo este trabajo, en donde lo que está en juego es el destino de los millones de habitantes de la urbe.
El proceso que debería estar construyéndose con la precisión de un reloj suizo, es el engranaje, la relación entre el Grupo Redactor del Proyecto de Constitución, la Asamblea Constituyente y la Asamblea Legislativa. Esta compleja fórmula de trabajo es lo mínimo que se necesita para que lo establecido en la Reforma Política no sea un accidentado instante de la historia, sino todo lo contrario, un momento que permita la instauración del documento que responde a los factores reales de la sociedad.
Debemos evitar lo que sostiene Fernand Lassalle en ¿Qué es una constitución?, uno de los clásicos más conocidos sobre el tema: “Allí donde la constitución escrita no corresponde a la realidad, estalla inevitablemente un conflicto que no hay manera de eludir y en que a la larga, tarde o temprano, la constitución escrita, la hoja de papel, tiene que sucumbir necesariamente ante el empuje de la constitución real…”[1]
En este sentido, subrayo lo siguiente:
1) Desde la Jefatura de Gobierno se exponga el trabajo realizado por el Grupo Redactor, no sólo a la Asamblea Constituyente, sino también a todas las organizaciones de la sociedad civil con las que sostuvieron reuniones y encuentros. De igual manera, se realice una iniciativa de difusión sobre lineamientos principales del Proyecto de Constitución que sea dirigida a toda la población de la Ciudad;
2) Las y los integrantes de la Asamblea Constituyente deben informarse constantemente de lo que se está trabajando con el Grupo Redactor, lo que discute la academia, la sociedad civil organizada y la ciudadanía en general. Asimismo, se deberá diseñar un mecanismo de participación y comunicación ciudadano efectivo, es decir sostener un diálogo constante con las y los capitalinos, dar transparencia y rendición de cuentas sobre su trabajo. No repitamos el modelo de David Easton con entradas y salidas de una caja negra donde al interior nadie sabe lo que sucede;
3) La Asamblea Legislativa de la Ciudad de México será la institución responsable de realizar toda la armonización legislativa de lo que se apruebe en la Asamblea Constituyente. Las y los asambleístas son el último eslabón de la cadena constitucional, su rol no debe quedar de lado. Ellas y ellos deben estar involucrados y conocer que es lo que se modificará y cuáles serán los temas discutidos, para así velar por los principios y contenidos del documento.
La desarticulación nos puede llevar a una desorganización legislativa que puede tomar años corregir, por lo que les quiero compartir una reflexión Eduardo Buscaglia en Vacíos del Poder que complementa mi idea.
La instrumentación de nuevas medidas requiere una nueva arquitectura institucional de Estado, así como una sociedad civil con capacidad de poseer una red monitora de las actividades gubernamentales…no por el incremento del número de soldados y policías en cuerpos represivos, sino a través de nuevas concertaciones o acuerdos políticos socialmente legitimados… empezar a atacar la corrupción… y luego crear políticas públicas para sanear el tejido social …”.
FUENTE
NOTA ORIGINAL PUBLICADA EN MEXICAN TIMES 
http://themexicantimes.mx/el-reloj-constituyente/ 

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