No más una Constituyente sin mujeres
A todas luces podemos observar que el proceso de la elaboración de la primera Constitución de la Ciudad de México es un evento que cambiará el rumbo de la historia en nuestro país. Alrededor de este gran acontecimiento se están incubando un sin número de hechos y paradigmas, por ejemplo por primera vez, el Instituto Nacional Electoral, está asumiendo sus nuevas facultades a raíz de la última reforma político-electoral, está organizando un proceso para la conformación de una Asamblea Constituyente a la par de los procesos electorales en Aguascalientes, Baja California, Chihuahua, Coahuila, Durango, Hidalgo, Nayarit, Puebla, Quintana Roo, Sinaloa, Tamaulipas, Tlaxcala y Veracruz.
Sin embargo, el hecho que quiero resaltar es que después de 160 años de la instauración del Congreso Constituyente para la elaboración de la Constitución de 1857, y 100 años del correspondiente para la redacción de la Constitución de 1917, en México no existirá nunca más una Asamblea Constituyente sin mujeres, gracias a tres factores:
1) Reconocimiento del derecho de las mujeres a votar;
2) La Sentencia SUP12624 expedida por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación de 2011 en donde obligaba a los partidos a respetar la cuota de género, sin excepción y;
3) Modificación al artículo 41 Constitucional en 2014 en el cual se estipula por primera vez la paridad de candidaturas entre mujeres y hombres.
Revisemos un poco lo sucedido con aquellos Congresos Constituyentes. Primero, en 1855 con base en lo estipulado en el artículo 5º del Plan de Ayutla, el presidente interino Juan Álvarez convocó a un Congreso Extraordinario para constituir libremente a la nación bajo la forma de república democrática representativa. En el artículo 5º de aquella convocatoria se establecía: “Por cada cincuenta mil almas se nombrará un diputado…Se elegirán tantos diputados suplentes como propietarios.” Asimismo en el artículo 9º se establecía que no tendrían derecho a votar: los menores de 18 años, miembros del clero secular y regular y los vagos y mal entretenidos calificados de tales conforme a la ley”. Evidentemente, las mujeres no participaron ni votando ni como parte de la lista de más de 100 diputados constituyentes[1].
De igual manera, en medio de un México divido y fragmentado, el 19 de septiembre de 1916, Venustiano Carranza llamaba a conformar un Congreso Constituyente que se debía encargar de presentar un proyecto de reformas para modificar lo Constitución de 1857 y reflejar las victorias alcanzadas por la Revolución. Luego de 67 sesiones y 179 votaciones, el 31 de enero de 1917, los diputados firmaron la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, la cual, a pesar de un sin número de reformas, sigue vigente hasta el día de hoy.
En la promulgación de esta Carta Magna, el diputado constituyente Jesús Romero Flores afirmó “no sólo derrocar al gobierno surgido de la traición…sino poner al pueblo en posesión de aquellos derechos que durante muchos años habían sido usurpados por la dictadura porfirista.”[2]No obstante, estos derechos aún no incluían a las mujeres, las cuales también fueron parte fundamental del movimiento revolucionario mexicano.
Hoy, en la Ciudad de México las mujeres nos desenvolvemos en un contexto completamente diferente, gracias a aquellas y aquellos que luchan día a día por la igualdad, y ahora las mujeres de organizaciones de la sociedad civil, partidos políticos y de la ciudadanía general, nos estamos involucrando en la incidencia de la elaboración de la primera Constitución de nuestra CDMX. Llegamos para quedarnos, y seguiremos trabajando en el combate de la violencia política de género que tanto le resta a los procesos democráticos mexicanos.
[1] Zarco Francisco, Historia del Congreso Extraordinario Constituyente de 1856-1857, Colegio de México, México.
[2] Cámara de Diputados, LXII Legislatura, Actas de Congreso Constituyente 1916-1917, México.
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